Cuando de liderazgo se trata, las fórmulas no están escritas, liderar y acompañar a otros a expandir su potencial, desafiando los resultados, las capacidades y apoyando el bienestar, es el reto que permea todos los contextos, no sólo a las organizaciones.
Me he sorprendido cuando escucho a mis clientes en sesiones de Coaching con una intención genuina de crecer, todos en contextos y razones diferentes; algunos por que es un “pedido” de la empresa” otros porque lo sienten como una apuesta interesante hacia su plan de carrera, porque perciben necesidad de hacer algo nuevo, otros por frustración con lo establecido y otros más porque confían en una nueva manera de avanzar y de relacionarse. Cualquiera sea el caso, la paradoja del liderazgo es lo que desafía dentro de nosotros mismos. Nos desafía a una búsqueda de lo incierto, a una confianza en lo que somos, en el sistema, en la cultura, en las personas, a pesar de transitar decepciones sistemáticas.
Nos desafía a comprender nuestro propósito, nuestro porqué, como expresa Simón Sinek* en su libro Empieza con el porqué: “no es lo mismo correr con todo tu corazón con los ojos cerrados, que correr con todo tu corazón y los ojos abiertos de par en par”, los ojos cerrados haciendo referencia a cuando perdemos foco, energía, pasión y confianza. De eso se trata liderar, de avanzar en nuestra mirada personal y de otros.
Sin embargo ocurre la serendipia, ese hallazgo afortunado e inesperado cuando se esta buscando una cosa distinta….
La RAE* la define como “Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual”. No se trato sólo de Fleming y la penicilina en 1928, hoy sucede con admirable frecuencia. Lo que veo además de tremenda valentía y vulnerabilidad en muchos de los ojos de mis clientes es la capacidad de sorprenderse de su propio camino.
Algunos están buscando motivarse frente a un rol, al que ya no se perciben conectados, porque sienten como me lo expreso un líder: “perdí mi capacidad de asombro”, otro menciona, “me siento agobiado en una hemorragia de urgentes” y lo que descubren realmente, es que hace rato ese norte dejó de ser el suyo, y se encuentran sosteniéndolo sólo por un compromiso financiero, familiar, por una presión de su jefe, disfrazada de “fe” y soportada más en resultados que se esperan. Ya esa dejo de ser su causa y reconocerlo es también un salto al vacío. Cuando ocurre la Serendipia, ocurre también una capacidad mayor de verse a sí mismos en paz, reconociendo que ese camino elegido ya no inspira, que su apuesta enterrada al emprendimiento, sigue siendo una apuesta, reconociendo que su norte se desvío en algún atajo y solo esta permeado de humo, vuelven a sentir en ejercicio consciente que siguen con poder personal y en capacidad de traer mayor bienestar a sus vidas, en otras palabras, logran ver más allá de lo evidente. Cuando ocurre la Serendipia, ocurre también una capacidad mayor de verse a sí mismos en paz.
“Cuando ocurre la Serendipia, ocurre también una capacidad mayor de verse a sí mismos en paz”
También he podido ver esos hallazgos inesperados cuando están buscando influenciar con mayor impacto, venderse más, “cacarear” su gestión (un líder me decía, “hago muy bien las cosas, pero no las comunico”) y lo que encuentran de manera inesperada es que no lo hacen, no por conocimiento de como hacerlo en su sector y negocio, si no porque hay una falta de confianza en sí mismos y en algunas de sus capacidades, que se sembró en un proyecto que no salió, en un número frustrado, en una discusión aireada con su jefe, o en una expectativa no cumplida.
Otros líderes buscan mejorar su capacidad de management buscando métodos efectivos para que los integrantes de equipo “si cumplan” y lo accidental que encuentran, es la necesidad de soltar ese control que los ha hecho avanzar y los ha llevado a donde están, pero que ahora en la nueva etapa de su liderazgo, ya no les ayudará a alcanzar resultados a través de otros, porque son ellos mismos los que bloquean el crecimiento y están generando una dependencia de sus equipos por su propio micro management.
El crecer en el liderazgo desde el frente en el que se observe, es una posibilidad de transformarse a sí mismos y transformar a las personas y al contexto. La capacidad de estar atentos a cuando ocurre la serendipia, y a que en ese camino se permita la sorpresa de lo inesperado, es un verdadero regalo, en el que acepte que la agilidad de aprendizaje sea parte de su cotidianidad. Liderar incluye, construir con otros, desafiándose con compasión y gestionando sus emociones, por lo tanto lo invito a ver su camino con oportunidad de fortalecer su talento, ese que muchas veces se construye en la calma, pero aceptando y confiando, que el carácter se fortalece en la tempestad, de eso se trata, de aceptar que puede encontrar cosas sin que necesariamente las este buscando, la magia de la serendipia.
*Sinek, S. (2011). Start with why. Penguin Books.
*https://dle.rae.es/serendipia